Buscar este blog

sábado, 8 de enero de 2011

Juan Piquer Simon ha fallecido

El director de cine valenciano Juan Piquer Simón falleció el pasado viernes 7 de enero de 2011 a causa de un cáncer de Pulmón.
En la mañana del sábado he recibido con tristeza la noticia de la perdida de este buen amigo y gran cineasta.
Juan Piquer nunca lo tuvo fácil, él mismo eligió el camino difícil y luchó toda su vida por hacer un tipo de cine desprestigiado en España y con muy pocas o nulas ayudas gubernamentales. Fue siempre un franco tirador solitario. Al margen de la industria del cine español, sus películas se distribuían en el mercado internacional dobladas al ingles y algunas tuvieron un éxito bastante notable. En varias ocasiones recibió ofertas para irse a trabajar a Estados Unidos, pero nunca le interesó demasiado salir al extranjero. De igual manera durante sus últimos años rehusó en varias ocasiones homenajes e invitaciones de festivales que rindieron tributo a su obra.
Ha muerto como trabajó toda su vida , alejado de los corrillos de la profesión, del amiguismo y del politiqueo. Quizás la industria le haya dado la espalda, pero su obra quedara ahí para todos y los que le conocimos y trabajamos con él nunca le olvidaremos.

Yo personal mente puedo decir que entré en el mundo del cine gracias a él, allá por el año 1990. Aún recuerdo el día que fui a su productora con un guión bajo el brazo y unos dibujos de dinosaurios en una carpeta. Con el comencé a dibujar mi primer storyboard y me quedé impresionado cuando me subió al piso alto de su productora y me enseñó los monstruos de "la grieta". El también fallecido montador Antonio Gimeno estaba en la sala de edición del tercer piso montandola, y allí vi los primeros fotogramas de aquella película.

Juan Piquer fue siempre una fuente de inspiración, por su lucha y valentía por sacar adelante proyectos casi imposibles de financiar en España.
Podría estar horas escribiendo anécdotas y recuerdos agradables de Juan, cuantas horas pasé de conversación y risas con él y otros amigos en su despacho de la calle Pradillo. Era un gran conversador, amante del cine, los comics y la literatura. Fue un entusiasta de su trabajo y conseguía contagiar a la gente. Escribí dos guiones a medias con él y dibuje cientos de paginas de storyboard e ilustraciones para posibles películas sin cobrar un duro. Eran apuestas personales, proyectos de terror y fantasía que esperabamos algún día poner en marcha.

Durante los últimos años que estuvo en Valencia incluso me invitó para ser parte del jurado de la Mostra de Valencia en la que trabajó como subdirector dos años y como director otros cinco.


Juan Piquer fue un gran cineasta. Si no es broma, algunos se asombraran de leer esto, pero los que le conocían lo saben. No pretendo compararlo con John Ford o Steven Spielberg. Probablemente ninguna de sus películas pase a la historia de los grandes títulos del cine español. Sus logros son otros. Juan Piquer hizo lo que nadie había sido capaz de hacer en este país; una película de dinosaurios y ganar dinero con ella, una película de superheroes y ganar dinero, y luego otra de monstruos y otra de aventuras y así unas con mas éxito y otras con menos, consiguió mantenerse en el oficio, sin meterse en ningún grupito de amiguetes ni jugar a favores políticos con nadie. Hizo las películas que quiso hacer, quizás no todas las que deseó, pero nos dejó una buena muestra. Aunque algunos no lo entiendan, el suyo si es cine de autor. Y aunque se le puedan sacar faltas a su películas, nunca nadie podrá decir que Juan Piquer no fue un director valiente y un productor arriesgado. Otros consiguieron mayores glorias y reconocimientos con sus películas políticamente correctas diseñadas para ganar Goyas y premios varios. Juan nunca jugó a eso, eligió su camino y fue fiel a su estilo. No le importó demasiado lo que los demás hiciesen o dijesen de él. Pasaba tanto de las criticas malas como de los halagos, y solo le sorprendió una vez oir por la radio a Alex de la Iglesia decir que le encantaban sus películas. Para los que le conocimos quedará su recuerdo imborrable. Para los aficionados queda su cine atrevido y singular. Al que le guste bien y al que no, pues ajo y agua.


Gracias Juan, por tu amistad y tu valentía.


Domingo