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miércoles, 20 de febrero de 2019

El robobo de la jojoya (1992)

Para esta comedia de Álvaro SÁenz de Heredia protagonizada por el duo Martes y Trece,  se realizaron varios trabajos, aunque el de mayor envergadura fue la construcción de un cocodrilo de unos tres metros.  En el modelado trabajaron varios escultores. Ademas de Colin, también contribuyeron su madre Dorothy,  José Hernandez Corujo (gafas y peo largo), Vicente Jesús, y yo mismo. Dos imágenes del trabajo de modelado.



También ayudé a Carlos Rojo haciendo el molde y las varias reproducciones del cocodrilo. En aquel tiempo estaba en el taller de Colin, un joven Alejandro Amenabar. Durante un par de meses de vacaciones nos ayudó en varios proyectos. 



Uno de los cocodrilos tenía un mecanismo hidráulico para abrir y cerrar la mandíbula.  Esta  versión  se utilizó en el rodaje en los estudios Tablada en Colmenar Viejo. 
Foto del cocodrilo hecho en látex y espuma flexible de poliuretano con mecanismo en la mandíbula e imagen de la película.




Se realizó otra copia del cocodrilo que era solo una piel de látex con armazón en la cabeza para que  alguien se pudiese meter dentro y manipularlo. El elegido finalmente fui yo, lo cual me llevó un par de días a una playa de Ibiza donde se rodaron los planos finales de la película. Foto de la piel de látex del cocodrilo en la taller de Colin y un par de imágenes de la película.





Mientras yo estaba dentro el director pedía más y más movimiento y todo lo que yo podía hacer era sacudirme dentro del pesado traje de látex. Incluso me pidieron que me pusiera de pie y andara con el traje puesto. Aunque evidentemente no había sido pensado para ello, hice lo mejor que pude y la imagen del cocodrilo andante y el dúo de humoristas se utilizó como imagen final para los títulos de crédito en los que  finalmente aparecí ni más ni menos que como “operador de cocodrilo”.

Aparte del cocodrilo, hicimos una avispa ficticia,  y otros efectos menores. para una escena de la película el director quería una avispa que se posaba sobre la nariz de Josema Yuste. 
El año anterior habíamos hecho un efecto parecido para Alas de Mariposa de Juanma Bajo Ulloa. También ellos querían una mariposa que hiciese un recorrido especifico que la cámara pudiese seguir con facilidad. Obviamente en aquellos años de la era predigital esos efectos se hacían de forma mecánica.  Un enorme y ligero marco que sujetaba tensados tres finísimos cables pegados a un ficticio en el centro, de mariposa, avispa o lo que sea.  Las alas de la mariposa ficticia estaban sueltas y con la vibración del marco se consiguió un movimiento de aleteo.  El efecto funcionó  y lo usamos incluso en algún cortometraje cuyo título no recuerdo.