Para esta comedia de Álvaro SÁenz de Heredia protagonizada
por el duo Martes y Trece, se realizaron
varios trabajos, aunque el de mayor envergadura fue la construcción de un
cocodrilo de unos tres metros. En el
modelado trabajaron varios escultores. Ademas de Colin, también contribuyeron
su madre Dorothy, José Hernandez Corujo (gafas y peo largo),
Vicente Jesús, y yo mismo. Dos imágenes del trabajo de modelado.
También ayudé a Carlos Rojo haciendo el molde y las varias
reproducciones del cocodrilo. En aquel tiempo estaba en el taller de Colin, un
joven Alejandro Amenabar. Durante un par de meses de vacaciones nos ayudó en
varios proyectos.
Uno de los cocodrilos tenía un mecanismo hidráulico para
abrir y cerrar la mandíbula. Esta versión
se utilizó en el rodaje en los estudios Tablada en Colmenar Viejo.
Foto
del cocodrilo hecho en látex y espuma flexible de poliuretano con mecanismo en
la mandíbula e imagen de la película.
Se realizó otra copia del cocodrilo que era solo una piel de
látex con armazón en la cabeza para que
alguien se pudiese meter dentro y manipularlo. El elegido finalmente fui
yo, lo cual me llevó un par de días a una playa de Ibiza donde se rodaron los
planos finales de la película. Foto de la piel de látex del cocodrilo en la
taller de Colin y un par de imágenes de la película.
Mientras yo estaba dentro el director pedía más y más
movimiento y todo lo que yo podía hacer era sacudirme dentro del pesado traje
de látex. Incluso me pidieron que me pusiera de pie y andara con el traje
puesto. Aunque evidentemente no había sido pensado para ello, hice lo mejor que
pude y la imagen del cocodrilo andante y el dúo de humoristas se utilizó como
imagen final para los títulos de crédito en los que finalmente aparecí ni más ni menos que como
“operador de cocodrilo”.
Aparte del cocodrilo, hicimos una avispa ficticia, y otros efectos menores. para una escena de
la película el director quería una avispa que se posaba sobre la nariz de
Josema Yuste.
El año anterior habíamos hecho un efecto parecido para Alas
de Mariposa de Juanma Bajo Ulloa. También ellos querían una mariposa que
hiciese un recorrido especifico que la cámara pudiese seguir con facilidad.
Obviamente en aquellos años de la era predigital esos efectos se hacían de
forma mecánica. Un enorme y ligero marco
que sujetaba tensados tres finísimos cables pegados a un ficticio en el centro,
de mariposa, avispa o lo que sea. Las alas
de la mariposa ficticia estaban sueltas y con la vibración del marco se
consiguió un movimiento de aleteo. El
efecto funcionó y lo usamos incluso en
algún cortometraje cuyo título no recuerdo.