La mansión de Cthulhu no
fue el primer largometraje en el que trabajé, pero si el primero y en el
que aparecía mi nombre en los títulos de crédito . Y fue el primero en el que
tomé parte en el rodaje. Antes de eso había hecho algunas cositas en el taller de
Colin Arthur para cine, pero sin estar presente en los rodajes. Me leí el guión de “La mansión de
Cthulhu” a finales de 1988, estando yo
como becario de Juan Piquer. y aún no conocía al técnico de efectos Colin
Arthur. Juan me dejó el guión de lo que
creía que sería su próxima película después de La Grieta (y así fue) Lo primero que vi es que poco tenía que ver
con el universo de Lovecraft como insinuaba el titulo, pero eso sí, había
muchos efectos especiales y de todo tipo. Yo empecé a dibujar storyboard de algunas secuencias de
efectos especiales.
Como Juan tenía
almacenados muchos de los monstruos de “La grieta” me pidió que hiciese algunos
bocetos de criaturas nuevas que se pudiesen hacer utilizando las ya existentes.
Algo así como un tuneado de monstruos. Le hice unos dibujos de nuevas
criaturas intentando aprovechar uno de
los engendros mutantes de la grieta. Tenía varios de ellos, eran una especia de
cerebros gigantes con fauces que salían de unos agujeros en las paredes de
roca.
Diseño de las criaturas originales de Gonzalo Gonzalo.
Diseños alternativos
para usar el mismo monstruo.
Le hice diseños y storyboards de varias escenas del guión de
“Chulthu”, pero el tiempo pasaba y la financiación no parecía llegar nunca.
Juan me dijo que me podía poner en
contacto con algún técnico de efectos. A mí me pareció bien. Me dio a elegir
entre Basilio Cortijo de efectos mecánicos, Emilio Ruiz de maquetas o Colin
Arthur de maquillajes y criaturas. Aunque los tres me parecían interesantes, lo
de la pirotecnia nunca se me dio muy bien y los efectos mecánicos no son mi
fuerte ya que yo venía de artes y oficios. Trabajar con Emilio Ruiz me hubiese encantado, pero Juan
me dijo que no tenía un equipo fijo de ayudantes, así que elegí a Colin, y así
empecé a trabajar en cine. Fui a verle a
su casa a principios de 1990, con algunas fotos de mis esculturas y dibujos.
Tuve una entrevista con Colin Y Marisa Pino, su esposa, y parece que pasé el
examen porque inmediatamente empecé a trabajar.
Durante casi todo el año de 1990 estuve con Colin, primero en el taller
que tenía en su casa y después en la nave que compró en Paracuellos del Jarama. A finales del año llegó la llamada de Juan. “Chutlhu” tenía financiación y Colin estaría en los
efectos. Yo era un simple ayudante de
efectos especiales, pero extrañamente, tenía una relación de amistad con el
director de la película, cosa que sorprendió a más de uno.
Trabajar en La
mansión de Chutlhu fue una experiencia
fantástica. En efectos mecánicos estaba
el veterano Basilio Cortijo que había trabajado en cientos de películas como
“Orgullo y pasión”, “El Cid”, “Patton”, “Orca la ballena asesina” etc. Vino de
USA un amigo de Colin, y experto en FX Stephen Humphrey que había trabajado en
“Dune” y conocía a parte del equipo como a Pablo Alonso, que trabajó en aquella
como ayudante de Emilio Ruiz en las maquetas y en “Chutlhu” estaba de director
de arte. Con Colin trabajamos: su esposa
Marisa Pino encargada del foam látex, su primer ayudante Carlos Rojo, y Sergio
Hernández y yo como segundos ayudantes. Carlos había empezado en “Conan” como
ayudante de Carlo de Marchis y terminó
trabajando como asistente del veterano y extraordinario escayolista
Antonio Páramo. Cuando Colin se fue a Alemania para hacer los criaturas de “La
Historia Interminable” se llevó a Páramo como jefe escayolista y a Carlos Rojo
como su ayudante.
Volviendo a Chutlhu, desgraciadamente Francisco Prosper no
contribuyó en esta película. Su última aportación fue “La grieta”, y me quedé
con ganas de haber trabajado con él. Aunque Emilio Ruiz si que hizo una maqueta
pintada en cristal. Parte de la película se rodó en Los estudios Pradillo donde
se recreó el interior de la casa de
Chandu. Allí hicimos muchos efectos junto a Basilio Cortijo. Se construyeron sillas
falsas que tenían que volar por los aires, libros de poliuretano flexible que
salían disparados de sus estanterías,
humo, viento, fuego, explosiones, y alguna lluvia que, siendo objetivo,
he de decir que no quedó muy realista .
En la nave de Colin se construyeron algunos otros decorados
en los que había más efectos especiales. Uno de ellos era el sótano de la casa
de Chandu donde residía el demoníaco poder maligno que éste invocó para
deshacerse de sus raptores. En una
escena Juan quería que una puerta de metal se deformase como su fuese empujada
desde el otro lado por esa fuerza sobrenatural. Construí en miniatura unas
paredes y una réplica de la puerta real en látex y espuma flexible. Desde
atrás, entre maquinas de humo y potentes
focos de luz, varios ayudantes de Colin movíamos la puerta flexible. Con los
efectos de sonido apropiados, el efecto resultó bastante bien. Hice un par de
maquetas más, también colaboré con la
que se rodó en un caserón a las afueras de Madrid, a unos kilómetros del pueblo de Torrelodones,
donde se habían rodado otras películas.
Decorado en maqueta y efectos de puerta deformada.
Emilio Ruiz pintó en un cristal un cielo y árboles tapando la casa y se
construyó una plataforma en la que se imitó el terreno real, con un agujero
enorme donde debería estar la Mansión. Desde abajo, de nuevo Sergio y yo
movíamos una masa amorfa de látex y gomaespuma para crear la sensación de una
enorme criatura viscosa del inframundo. Aunque la pintura de Emilio era
excelente, el efecto final no resultó tan espectacular como se pensó.
Emilio a la izquierda con Pablo Alonso trabajando en la
maqueta del terreno, con la pintura en el cristal de cielo, nubes y árboles
tapando la casa. Al fondo junto al camión de Colin estoy yo.
Imagen de la maqueta en la película.
Uno de los recuerdos triste que tengo de ese rodaje fue en
relación a aquel cristal. Emilio Ruiz nos había mandado unos planos y medidas
para hacer una estructura en metal para la luna de cristal de dos por dos
metros y para la maqueta corpórea del terreno. Durante unos días, Sergio
trabajó con Colin ayudándole en los maquillajes y yo me quedé ayudando a Carlos
a construir la estructura para la
maqueta. El trabajo se hizo frente a la casa de Torrelodones. Estaba lista la
estructura y un día trajeron el cristal con mucho cuidado envuelto en mantas.
Cuando las quitaron pudimos ver una preciosa pintura de la Alhambra de Granada.
La había hecho Emilio para la serie de televisión Réquiem por Granada. Emilio
nos dio órdenes de limpiarla. Y tuvimos que quitar una pintura, que a mí me
parecía magnifica. Fue un trabajo que no hice con agrado.
Juan Piquer improvisaba bastante y aunque desde el principio
del rodaje teníamos muchísimos efectos por hacer, cada semana aparecían nuevas
ideas de Juan que requerían efectos a desarrollar. El presupuesto era limitado
y había poco tiempo para prepararlos. Algunos resultaron bien y otros no. Pero
el ritmo de trabajo era infernal y el rodaje no se detenía. Para una escena de la película, una de las
chicas del grupo de los malos debía morir de una forma espectacular. Se
dormía junto a una ventana abierta y las
fuerzas del mal atraían hasta ella una
enredadera de la pared exterior de la mansión, atacándola, enroscándose en ella
y matándola. Juan quería que al final la
chica con un grito de horror, muriese viéndosele ramas de enredadera surgir del
interior de su boca como si hubiesen penetrado en su cuerpo destrozándola por
dentro. Yo había hecho algunos dibujos de aquello un año antes estando en
Pradillo. El efecto me parecía difícil, pero nos pusimos manos a la obra.
Sacamos un molde de la cabeza de la actriz y de hizo una réplica de látex y
poliuretano flexible con la boca abierta. Desde atrás, empujaríamos unas ramas
de enredadera para crear el impactante
efecto. Primero se rodó a la actriz envuelta en enredaderas de las que tirábamos, soltándola, para luego proyectarlo al revés creando la
ilusión de que es atrapada por las ramas. El trucaje final de la cabeza falsa
con las ramas surgiendo de la boca no quedó como debería, se rodó un par de
veces pero a Juan no le convencía y quiso grabar un final diferente con las
enredaderas tapando completamente a la chica. Cuando las ramas desaparecían
ella ya no estaba allí.
Storyboard inicial de
la escena del ataque de las plantas.
Imágenes de la película con la enredadera atacando a la
chica y retirándose con la chica desaparecida.
Cada uno de los chicos protagonistas morían de una forma
diferente y siniestra, alguna de ella resulto muy interesan te desde el punto
de vista de los efectos especiales. Uno de los matones que tienen secuestrado
al mago Chandú decide darse una ducha a medianoche. Se trata de una ducha de cabina, que
sorpresivamente se cierra herméticamente y comienza a salir sangre a chorros
hasta ahogarle.
Se construyó la cabina de metal con el frontal de
metacrilato transparente. En el taller de Colin construimos una cabina de ducha completamente sellada.
Tenía en la base dos orificios uno entrada y otro de salida. A la señal de
acción se habrían las compuertas y la gravedad hacía el trabajo. la cabina se
fue llenando con rapidez mientras el
actor intentaba salir desesperadamente. El efecto quedo bastante espectacular y
visualmente muy impactante, aunque resultaba poco verosímil. Se rodaron varias
tomas y Piquer quedó muy contento, en gran parte gracias al convincente trabajo
del actor. El montaje y el sonido posteriores ayudaron a dar credibilidad al efecto.
Otra de las muertes que debía resultar espectacular era la de la segunda chica del
grupo. Se despertaba a media noche, e iba a la cocina para coger algo de la
nevera. De allí surgían las fuerzas del mal que la arrastraban hacia el
interior haciéndola desaparecer. Estando en Pradillo, hice unos dibujos del
efectos tal y como me lo imaginé, algo al estilo “Poltergeist”. Con unas garras
etéreas, fantasmales, como haces de luz que la envuelven. Cuando lo vio Juan me dijo “¿y eso como lo vamos a hacer?, nada quita,
quita, usaremos las garras que tenemos de “La grieta”, si acaso las podemos
pintar de otros color o añadirles algo para que sean diferentes” Mi gozo en un
pozo. No estaba trabajando en Industrial Light and Magic, así que hice el
storyboard pensando en las garras que teníamos de la película anterior, con
alguna modificación. Un año después, de vuelta al rodaje, a las garras solo se
las cambió el tono de pintura y se les pegaron unos pelos. Sergio se metió en
la nevera, se puso las garras y atacó desde el interior a la actriz y así se resolvió de manera súper barata una
escena que leída en el guión se antojaba más espectacular.
Storyboard inicial y diseños de la escena de la nevera.
Más bocetos para la escena de la nevera.
Imágenes de la película.
Sergio Hernández con los brazos del monstruo y parte del maquillaje de Chandú poseído,
cubriéndole la cabeza por si aparecía tras la nevera en algún fotograma,
convirtiéndose así en un engendro
mutante de La grieta y Chutlhu. (Cedida por Sergio Hernández)
El rodaje de la mansión de Chutlhu duró un mes y medio aproximadamente, aunque nosotros con Colin
estuvimos preparando efectos durante algo más de un mes antes de comenzar a rodar. En general los efectos resultaron muy
irregulares, algunos se rodaron apresuradamente. El plan de rodaje era muy
ajustado y no se podía repetir tantas tomas como era de desear. Colin a veces se desesperaba, yo que tenía
poca experiencia no podía imaginarme como se vería luego todo eso en pantalla,
para mi sorpresa cuando vi la película, algunos efectos ganaron y otros muchos
cantaban demasiado. Julio Bragado hizo un trabajo eficiente y rápido, alguna
veces le oí también quejarse del poco tiempo que le daba Juan para iluminar. Me
acerqué en algunas ocasiones al maquillador Pedro Camacho y recuerdo una vez
que estaba de charla con Frank Braña y hablaban de los tiempos en que hacían
Westerns en Almería.
Del casting extranjero recuerdo que fue bastante comentado
la aparición de la hija de William Shatner (capitán Kirk del Star Treck)
resultó ser una chica más bien tímida con poca energía y enseguida quedo
diluida entre los otros actores y actrices extranjeros, que parecían tener más
tablas. Emilio Linder rodó una escena estupenda con un inglés muy correcto. Le
recuerdo muy profesional. El actor
inglés, o americano con el que tenía la escena no se sabía su texto tan
bien como Emilio y hubo que repetir varias veces para desesperación de Juan. Frank Finley era un actor poco conocido, yo solo le había visto en “Fuerza Vital”, que
por cierto me encanta. Era extremadamente profesional, muy británico. Se llevó
bien con Colin y aguantó estoicamente las horas de aplicación del maquillaje.
Sacamos un molde de su cabeza y sobre la réplica en escayola, Colin modeló las
diferentes fases de su maquillaje demoníaco. Yo le ayudé dando texturas y pude modelar un poco, pero casi todo lo
hizo el jefe. Ese maquillaje aunque
quizás sea demasiado recargado en su fase final, es uno de los mejores efectos
de la película para mi gusto. Las
primeras fases de posesión del espíritu demoníaco de Luís Fernando Alvés eran
muy espectaculares. En la foto, vemos a
Colin y Piquer observando el maquillaje. (Cedida por Sergio Hernández)
Recuerdo que para las escenas finales de Finlay se rodaba en
la nave de Colin los planos en que
Chandu, poseído por el espíritu demoníaco se deja arrastrar hacia el interior
de la Tierra. Era el último día de rodaje de Finlay y llegaba el momento en que
debía irse para tomar su avión de vuelta a Londres. Juan apuró todo lo que pudo
hasta que los de producción se lo tenían que llevar a toda prisa al Hotel a
recoger sus cosas. Aún quedaban planos de Chandu enfrentándose al personaje
poseído de Luís Fernando Alvés. Se rodaron rápidamente y Finlay se marchó.
Alvés se puso sus ropas y con el maquillaje demoníaco interpretó a Chandú descendiendo al subsuelo. Lentamente debíamos
bajar una plataforma sobre la que estaba de pie para que pareciese que el viejo
mago descendía hacia el infierno. No
había nada de tecnología detrás de ese efecto. Cuatro curritos, como costaleros
con la plataforma en los hombros, íbamos agachándonos, haciendo así descender
el suelo sobre el que estaba el actor.
Chandu (Luís Alvés)
con el maquillaje de Colin, descendiendo a los infiernos.
Una vez terminada la película, continué trabajando en el
taller de Colin Arthur en otros proyectos para cine y televisión. El estreno de
Chuthlu se demoraba y finalmente nos llegaron noticias de que había
problemas en la distribución. Colin había participado como productor asociado.
Después del éxito de “Slugs” y “La grieta”, pensó que esta película también
funcionaria, y se dejó convencer por
José Maeso para participar en la producción. Colin no puso dinero, pero cedió
su nave para el rodaje y puso material y horas de trabajo que luego no llegó a
recuperar. Un tiempo después, no recuerdo cuanto, nos dijeron que la película
finalmente se había estrenado durante uno o dos días en un cine, sin
publicidad ninguna. Aquel fue mi primer
largometraje acreditado y su estreno, o más bien su no estreno, resultó
bastante decepcionante. Tuvimos que esperar un poco más a que saliese en video
para poder verla. Aunque la película
tiene muchos defectos y el guión es muy irregular, con algunos personajes
demasiado estereotipados y situaciones muy manidas, yo guardo un bien recuerdo
del rodaje. El guión original de Piquer
que me leí cuando estaba en Pradillo, tenía incluso más escenas de efectos que
el que rodamos. Había un momento al final de la película, en que se debería ver
como surgían, de la ruinas de la mansión,
el grupo de victimas del mal demoníaco, convertidos en espectros
fantasmales semi zombies. De aquella escena también había dibujado yo una
versión en storyboard, pero nunca se llegó a rodar.
Storyboard de la escena de los muertos saliendo de las
ruinas de la mansión.
Juan Piquer rodaba deprisa, improvisando y sacando partido
de todo cuanto veía o aparecía en el
rodaje. Algunas veces ese sistema le
favorecía y conseguía buenos resultados, pero en otras ocasiones desmejoraba el
producto final. Quizás no prestaba a los actores el tiempo debido para ensayar
y mejorar su trabajo, pero es evidente que a él lo que le gustaba eran las
escenas de acción y de efectos. Aunque tampoco nosotros teníamos el tiempo
suficiente como para llevarlo todo preparado y ensayado.
De todas formas el trabajo que hicimos en los efectos
especiales de esta película fue tremendo. Realmente desmesurado, ya que éramos un equipo pequeño
para cientos de efectos de todo tipo que muchas veces había que improvisar. Y aunque el resultado fue irregular, todos
esperábamos al menos una nominación al Goya. Ya que las dos anteriores
películas de Piquer lo habían ganado.
Pero para que una película sea nominada, ha de ser presentada por la
productora en esa categoría. No sé muy bien que ocurrió, probablemente con los
problemas que tuvieron con la distribución, José Maeso no debía estar muy
interesado en Goyas a efectos especiales. El caso es que la película no
consiguió ni siquiera la nominación. Creo que podría haber competido en dos
categorías: efectos y maquillaje. Y no
es porque yo hubiese trabajado en ella, pero pienso que fue injusto. Eso sí, no
fue ni la primera y la última vez que se dejaron de lado películas con efectos
especiales destacables, para premiar los efectos de películas con títulos más
reconocibles, aunque el trabajo en esa categoría fuese considerablemente menor.
Rodaje del efecto final de la película. Las letras
“Chutlhu”, que aparecen en hierro forjado sobre la entrada a la mansión de
Chandu, se prenden fuego tras la desaparición del mago. (Foto cedida por Sergio
Hernández)